LOS CHARLATANES

Queridos internautas hoy voy a escribir un artículo de 
unos personajes que del timo hizo su forma de vivir el
charlatán, estos personajes que al fin era timadores 
los había de 2 clase, el charlatán que iba por los 
pueblos y el charlatán de feria que iba por las ferias, 
estos personajes ya han desaparecido por eso lo voy 
a poner en oficios perdidos, pero mira por donde han
resucitado como el Ave Fénix, pero lo mismo que los
charlatanes eran unos pobres timadores hoy han 
prosperado y van en coche de lujo y hasta con 
escolta, llenan los teatro y las plazas de toro , y le 
pagan a muchos para que le aplaudan, y esos 
timadores son los políticos en campaña electoral, que
nos venden humo, gracias.

Estos charlatanes iban por los pueblo con su 
mercancías,en la Isla se ponían en la plaza del Rey,
paso para las mujeres ir a la plaza y las que paseaban
por la calle Real. Aquellos charlatanes sacaban de su 
valija, unas veces de lona reforzada y otras de 
madera, multitud de baratijas y de artículos de uso 
diario que ofrecían en lotes y a precios irrisorios: 
medias de cristal, carteras de imitación de Ubrique,
hojas de afeitar marca Moto, " autenticas " plumas
estilográficas y calcetines de nylon que pasaban por
un corcho lleno de agujas para demostrar su
resistencia, con tanta habilidad, que aunque sólo lo 
rozaban se notaba el sonido como si traspasase los
puntos. Todos artículos de malísima calidad y de muy
dudosa procedencia, pero con sus gestos teatrales  y
embaucadora verborrea lograban que los crédulos 
les quitaran, literalmente, los lotes de las manos, 
creyendo que adquirían una ganga, mientras el 
charlatán no paraba de machacar con su soniquete:
" Al que me de veinte duros, no sólo le doy la 
autentica cartera de piel de Ubrique y la pluma 
estilográfica, sino que le regalo tres pares de 
calcetines, un paquete de hojas de afeitar y una 
auténtica sortija de oro con un bonito rubí, y sólo por 
veinte duros, ¡ oiga ! ". Para despertar el interés de 
aquellos memos, se rodeaba de ganchos, cómplices 
del astuto charlatán que con diligencia se 
interesaban en adquirir aquellos chollos, provocando
en los espectadores la prisa por comprar antes de que
se agotaran. La desolación venía luego al llegar a su 
casa y comprobar la mercancía más de cerca. 
Descubrían que habían comprado productos de 
pésima calidad a un alto precio. Intentaban 
devolverlos volviendo al sitio de la compra pero el 
pájaro ya había levantado el vuelo en busca de otros 
primos.