ZAPATERO REMENDÓN

Queridos internautas este artículo se lo vamos a 
dedicar a los zapateros remendones ahora el reto 
más difícil que tenemos es el de los Oficios Perdidos,
tenemos que preguntar a mucha gente al hacer un 
oficio desaparecido, estos oficios que estamos 
escribiendo como todos eran autónomo, no  rezan 
en ningún libro, espero que los de mi época los 
recuerden y los mayores también, y a los jóvenes 
que sepan que muchos oficios existieron, que hoy ni se
lo imaginan, y con el progreso han desaparecido,pero 
para nosotros es parte de nuestra vida, y no puede 
desaparecer porque esto es historia de Cádiz y de la 
Isla de San Fernando, gracias A.T.T. V. Chirigotero.

La figura del clásico zapatero en su pequeña silla
sentado y su pequeña mesa adaptada al zapatero
y llena de los utensilios de su oficio voy a recordar el
zapatero remendón en su cuartito siempre rodeado de
zapatos,
y ese cuarto sin ventilación y muchos hasta tenia su
catre, y delante del zapatero figuraba una pequeña y
vieja mesilla, de poco menos de medio metro de altura,
mugrienta y llena de los útiles del oficio: leznas,
chabetas, pedazos de vidrios, agujas, hilos encerados
con pasta llamada cerote, trozos de astas rellenos de
engrudo y cajas y latas rellenas de betún; rodeado de
botas, zapatos, zapatillas, sandalias y suelas
agujereadas por el desgasto uso de sus propietarios.
No tenia horario cuando se levantaba se tomaba el
café y abría, muchos cuando se emborrachaba cerraba
y cuando se le pasaba abría, y asín transcurre el día,
cubría su delantera con un mandil que fue blanco en
otros tiempos. Su trabajo duraba la mayor parte de las
horas del día, bien dedicado al mismo, o buscando
desesperado clientes para sacar el jornal. Y asín
pasaba el día echando medias suelas, enderezando
tacones, cosiendo descosidos, remendando y tapando
las bocas del calzado del pobre. Años más tardes, el
zapatero remendón solía disponer de un diminuto local
propio dónde realizar su trabajo, allí disponía de
estantes donde colocar sus utensilios, y una
desvencijada silla de eneas, para que pudiera sentarse
la clientela que estuviera dispuesta a esperar que le
arreglara los zapatos, y en vez en cuando su vaso de
vino que guardaba en una botella en un rincón, pero
sin levantarse de la silla, hoy en día el típico zapatero
remendón ya no existe, en el año 2011 termino el
último que estaba en el callejón de las almas.