LECHERO Y HOJALATERO

Queridos internautas vamos a continuar con los Oficios Perdidos y vamos a poner primero al lechero, quién no recuerda al lechero por las casas repartiendo la leche, y el segundo el hojalatero cuando aparecía por la calle las mujeres le llevaban las ollas que estuvieran rotas o picadas para que se la arreglara, y continuaremos metiendo artículos de oficios desaparecido para recuerdo de quién lo allá conocido y para quién no lo allá conocido también.   

 Lechero :

Persona que tiene por oficio vender leche. Las industrias lácteas son de reciente implantación en nuestro país. La leche que se consumía en España hasta mediados de los años 70 se compraba a diario recién ordeñada.
Se consumía fresca y había que cocerla antes de consumirla. El lechero solía repartir la leche empleando diversos medios de transporte. Llevaba botellas en una especie de cesta de alambres. Generalmente, el lechero era el propietario de las vacas. En algunos sitios, los particulares eran quienes acudían a casa del lechero. Las botellas eran de cristal, y la leche se pagaba por lo común a final de cada mes. La aparición de las fábricas de leche, el Tetra Brik y los supermercados cambiaron los hábitos de consumo y la figura del lechero, tal como se había conocido hasta entonces, desapareció de nuestros pueblos y ciudades.
Hojalatero :
El que tiene por oficio hacer o vender piezas de hojalata, una chapa delgada de acero suave, revestida de estaño por las dos caras. Hoy día, la hojalata se utiliza para la fabricación de todo tipo de botes de conserva, además de otros recipientes, envases e instrumentos de uso corriente. De todos modos, el plástico ha restado, en gran medida, el protagonismo que hace unas décadas tenían la hojalata, el vidrio. la cerámica, la madera, la porcelana, el hierro y otros muchos materiales. No obstante, el trabajo de hojalatero fue muy importante hasta hace unos años. Estos profesionales vendían los productos que ellos mismos fabricaban, e incluso trabajaban por encargo. también parcheaban las piezas que por  el uso continuado sufrían el natural desgaste. Las penurias económicas de muchas familias no permitían grandes dispendios y en lugar de adquirir una pieza nueva se tenían que conformar con arreglar las defectuosas. Algunos hojalateros tenían su propio taller y otros trabajaban ambulantes de población en población, provistos del instrumental adecuado. Botes, latas para el aceite, embudos, jarras para el vino y el aceite, planchas para el horno o el fuego del hogar, coladores y otras piezas de uso doméstico constituían el catálogo de objetos que elaboraba el hojalatero. Uno de los trabajos más curiosos que llevaba a cabo el hojalatero era el estañado de las paredes de los recipientes que fabricaba. El hojalatero fundía el estaño hasta convertirlo en liquido y, a continuación, sumergía el recipiente en la solución obtenida ; impregnando el mismo, lo sacaba y lo dejaba enfriar.