LOS BARES DE CÁDIZ

Queridos internautas hoy voy a escribir de los Bares de Cádiz, esto es un Homenaje que he querido hacer de los güichi y los bares en Cádiz, pero también a los que pararon que son los que hicieron la historia no les quiero decir parroquiano porque me hubieran echado digo bebedores, yo siendo un chavalillo me sentaba a escuchar a estos bebedores y a mi siempre me han querido  y me han respetado, estos 2 artículos es una vivencia más de un viejo chirigotero que muchas veces me siento cansado porque hoy lo único que se hace es ofender y se a perdido el respeto pero no por la juventud sino por los padres, y con la libertad que es mentira somos esclavos de nosotros mismos, gracias.

ESTAS FOTOS ME LO A DONADO UN PARIENTE DEL BIZCO DE LA CRUZ CAMPO DE LA CASERÍA, QUIÉN NO LO RECUERDA.
Por tiendas eran conocidos los establecimientos que expedían vino- en Jerez se llamaban tabancos- y donde se degustaban los ricos caldos de Chiclana, Sanlúcar, El Puerto y Jerez. Eran como pequeñas bodegas donde se escanciaba el vino de varias botas, de 8 o 15  arrobas, dispuestas en segunda o tercera al más puro estilo bodeguero. Siempre tenían una bota de 8 arrobas con vino de baja calidad que consumían los mollatosos, vino conocido en el argot popular con el nombre de pirriaque.
Singular establecimiento, patrimonio enológico popular como se llamaba al bache. El vino se servía en catavinos o vasucos de cristal, como los llamaba los montañeses propietarios de algunas de estas tiendas. En San Fernando se llamaba a las copas cata o chiquita. Los vasucos se adquirían en Casa Crespo popular comercio situado cerca de la plaza de abastos, y se bebían a palo seco, es decir, sin ninguna tapa que llevarse a la boca. También estas tiendas vendían vino a granel, transportados bien en garrafitas, bien en botellas de cristal, que los dependientes hábitualmente colocaban en la canilla de la bota y llenaban con pericia y arte sin derramar una sola gota.  Algunas tiendas empezaron a acompañar a la tradicional copa de vino con una tapa de queso curado, unas buenas lonchas de jamón o un surtido. Todo ello servido en papel de estraza a modo de plato, costumbre muy común en los almacenes de comestibles que también tenían tienda y varios de ellos hasta estanco, y que hoy nos queda como ejemplar único la tienda del Manteca en el barrio de La Viña. Ya hoy se a perdido esta historia cotidiana, esos bache en Septiembre empezaban a reunirse los chirigoteros al amparo de unos cuantos litro de vino  empezando a cantar coplas viejas que nunca se olvidaran, y todos estos bebedores  y que yo se que están en el cielo sentado en su tasca y hablando de sus recuerdos de joven y enfrente los parroquianos en los güichis y este es el Homenaje que yo le he dedicado a los pobres hombre que al fin lo que le gustaba era un vaso de vino y vamos a dejarnos de pamplinas con los parroquianos y vamos a decir la verdad,gracias.