FELIZ 1900

Queridos internautas hoy leyendo artículos del Diario de Cádiz me a llamado 
la atención el artículo de como se recibió el siglo 20 en Cádiz, y como esto
también es cultura voy a escribir el artículo tal como lo puso en la prensa de
la época, este artículo no se lo he podido preguntar a nadie porque no creo 
que exista ningún gaditano vivo que pueda contarlo, gracias.

La entrada de siglo se celebró en nuestra ciudad y en los pueblos de la
provincia con gran solemnidad. En todas las parroquias e iglesias tuvieron
lugar misas, a las doce de la noche, por el futuro del nuevo siglo. El Papa
León XIII otorgó al mundo católico el privilegio singular de celebrar misa a
las doce de la noche del 31 de Diciembre y administrar la comunión a los
fieles en desagravio a las numerosas ofensas recibidas por Jesucristo en el
siglo que termina. En la Catedral celebró misa el obispo José María Rances
a la cual asistió la corporación municipal presidida por el alcalde Miguel de
Aguirre. Todas las entidades y asociaciones de caridad ofrecieron con el
nuevo año comida a las clases más menesterosas, ordenando el
Ayuntamiento a los médicos de la localidad que comunicasen el nombre y
domicilio de aquellos pobres que no pudiesen salir de sus domicilios con
objeto de ser socorridos. En los asilos de la infancia y de San José se
ofrecieron espléndidos almuerzos de año nuevo a todos los que mendigan
en la vía pública y en el teatro del parque de Genovés se ofreció un almuerzo
al que pudo asistir todo el que quiso, y en el que incluso quedaron dos mesas
vacías. El Ayuntamiento ofreció 4.792 comidas, que en su mayoría
consistieron en sopa de fideos con jamón, bacalao a la Provenzal, carne
asada con patatas, ensalada, naranjas, dulces y vinos, acompañados de
tabaco y cigarrillos. De ellas, 700 fueron servidas en la propia Casa
Consistorial, guardando todo el personal la mayor compostura. En la cárcel
se obsequió a los presos de ambos sexos con espléndidas comidas.
Finalizadas las misas de año nuevo, los gaditanos salieron, como es
tradicional, a recorrer las tiendas de vinos en coches de caballos, en un
ambiente de alegría que se prolongó hasta bien entrada la luz del sol y sin
que faltase la toma de las clásicas tres uvas de la suerte.