LOS COLILLEROS

Queridos internautas voy a escribir un artículo de los 
colilleros estos personajes ya hace muchos años que 
desaparecieron, los colilleros existían en toda España
en Cádiz haber puerto entraba más Tabaco y puros, 
además estaba la fábrica de Tabaco y he decidido 
ponerlo en historia de España, a fin de cuenta es la 
historia de la España negra, este artículo me a 
costado mucho trabajo porque he tenido que 
preguntarle a muchas personas mayores y lo he 
hecho con mucho cariño porque me han contado 
muchas anécdotas que otro día escribiré, gracias.
Desde muy antiguo y a semejanza de otras ciudades,
la Isla también pudo sostener como tradición a aquel 
ejercito de cierta clase de pudiéramos decir niños 
que portando una pequeña lata se dedicaban a coger 
por nuestras calles esas puntas de cigarrillos 
llamadas " colillas " y que vendidas éstas en ciertos 
establecimientos ad hoc, servía la picadura de las 
mismas para que alguien se surtiera de ese 
modestísimo " tabaco " para hacer y adquirir cigarros
a un bajo precio, aunque ya supiesen su procedencia.
Era un negocio no poco lucrativo por entonces, no 
ahora, para tanta criatura que sin otro mejor oficio 
podían buscarse la vida de forma tan original. Hoy se
dedican a recoger cartones. Pero lo que también 
tenía mucho de gracioso este " colillear " venía a ser,
históricamente, es que un tal señor que había 
colocado en la contera de su bastón un a modo de 
" anzuelo ", y colilla que veía por la calle, colilla que 
él, se llevaba aprisionada en el bastón, y que luego, 
con disimulo se llevaba a su bolsillo,para luego en su 
casa, usando de papel " Bambú ", se confeccionaba 
él mismo los cigarrillos que habían de llenar su 
pitillera y ¡ adivine usted si aquellos pitillos se 
adquiriesen en algún estanco o se habían ido 
" mariscando " por cuantas calles y plazas hubiera 
cruzado. Este oficio de " colillero ", tan en boga 
entre los " guripas ", estuvo vigente durante muchos 
años, siendo a la vez muy lucrativo para los que 
mediante peso en una balanza adquirían aquellos 
cuartos o kilos de colillas, luego transformadas en 
económicos cigarrillos adquiridos por quienes menos 
se pudiera suponer, no faltando tampoco alguna vez
en la que escuchamos, y tratándose de persona nada 
sospechosa de ello: "¡ Pero si ese fuma tabaco de 
colilla ! " . Y acaso fuese verdad. Porque ni por el olor
ni por otras señales sería fácil denunciar al 
delicuente en " colillería ", en caso de que fuese 
delito echarse a pecho aquel " veneno " del que ya 
otro hubiese participado, pero en condiciones menos 
censurables.